Arctiidae mortem

Ser antropomorfo (hombre-oruga) que se aparece por las noches en las ramas de los árboles de algunos cementerios. Se dice que se alimenta de las almas errantes de los difuntos que vagan por allí, normalmente acecha a los nuevos fallecidos para evitar que alcancen el Más Allá, y antes de que éstos puedan trascender los absorbe. Para ello utiliza sus innumerables penachos de pelos urticantes, los cuales -a parte de protegerle- le sirven para la digestión de los espíritus, los cuales, una vez atrapados, pierden su individualidad, es decir, desaparecen engullidos por el ser.


Cuentan que estas criaturas proliferan durante grandes guerras, pandemias y calamidades, y que su única motivación es alimentarse de la mortandad; su apetito es insaciable. Mas en épocas de hambruna pueden alimentarse de sangre humana o animal, y para ello utilizan sus dientes puntiagudos, destacando sus incisivos prominentes, con los que pueden perforar la piel sin ninguna dificultad.


Son sosegados, pero tienen una visión nocturna y un oído excelentes. Además, su lentitud no les afecta, pues normalmente para atacar a sus presas simplemente se dejan caer del árbol cuando la víctima pasa por debajo; su camuflaje es perfecto entre los arbustos. Poseen un ojo en la palma de la mano izquierda cuya finalidad es captar la energía de las almas para poder atraparlas. Asimismo, en la mano derecha tienen unas largas garras para poder engancharse bien a las ramas.


Hay machos y hembras que se reproducen en invierno. Se cree que son seres casi inmortales, pues con un solo espíritu ingerido ya se vuelven muy longevos. Es difícil acabar con ellos, ya que en situaciones en las que se sienten amenazados pueden desaparecer de nuestro plano para salvaguardarse en el plano astral, además, poseen una gran inteligencia que los previene de peligros mundanos.




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