¡Oh peregrino que anduvistéis solo por las sendas del Cielo!
aun acompañado de amigos que os amaron y os mostraron lealtad
mas vos que os creéis rey deseastéis pleitesía
que una cosa es fraternidad y otra obediencia.
Y ante tan desmedido narcisismo único os quedastéis
aunque vacío ya estuviéreis por contemplar a semejantes como vasallos.
Y en tan pérfida locura, oh, he confundido justos con infames por escucharos
y ahora veo vuestra máscara hecha pedazos
cual rostro demoníaco se encubre detrás
no obstante no sois más que un diablillo de baratija.
¡Pobre arrogante!
Terminaréis solo por las sendas del Infierno
pero sin adeptos, ajuares, corona ni trono.
Comentarios
Publicar un comentario