La gran vianda


En sosegada tarde

un bar de alborozado ambiente

entre abundante pitanza y fragante vino

morcilla

tortilla

jamón

queso y todos los víveres

que en mi tierra producido lo exquisito se deleita

y en la faena de tan gratificante trabajo

con tanto gozo lo desmenuzaba y lo bebía

que no pudiera el estómago hospedar tal cantidad

que por tocino y brebaje yo muriera

Y al preguntar a San Pedro si hubiere más sustento

que los difuntos no logran olvidar la buena vida

invítome a entrar y díome más vino

que peinando sus cabellos de oro fino un ángel me servía

y en la labor díjome San Pedro:

hija mía

todo hombre bienhechor tiene sus vicios”.

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