Amores baldíos

¡Oh, tristes escenarios que ante mí se desnudan! Más crudos que los cuerpos innertes de mis difuntos amoríos. Gloriosos pretéritos y porvenires, sólo apariencias de mi solana, convertidos en carroña por los buitres que allí habitan. Goteras bermejas caen recorriendo mi alma enferma de amores baldíos, de amantes ficticios, de flores prensadas de una primavera forzada. Amante sin causa, poeta malograda, versos que vuestros corazones no quebrantan. Si tan sólo pudierais atender las palabras que mi pluma lamenta y no la mano que la maneja, quizás lograrais ver más allá de mi vergüenza.

Si muertos de verdad estuvierais, mas vuestro afecto yo hubiera podido abrazar en mi pecho, en vez de lágrimas, yo rezumaría claveles blancos como vuestras mortajas; unidas nuestras almas por la eternidad. Aunque el lamento humedece el suelo de mi atormentada alma; estoy en un rincón de mi propio camposanto, repleto de sepulturas de amores estériles, de fracasos, de soledad y de miedo al amor. Un día incendiaré ese maldito emplazamiento; quizás yo me quede dentro.

Me lancé en un pozo vacío de toda una vida de delirios, inexistente de éxitos alcanzados y oscuro de deseos malogrados, tan negros como la gangrena de mi corazón extasiado, repleto de gusanos recordándome que aún sirvo para algo: a pesar de la repugnancia de muchos, escribo líneas en formol. Pútrida enfermedad que ahoga el espíritu hasta llegar a matarlo, odiando en un rincón del cementerio lo que antaño se pensó querido, sentimientos corroídos por esas larvas que me alcanzan, yo les ofrezco mi carne, ellas la pluma y la rabia. Amante sufrimiento, rebosante de locura, me alimentáis de vuestra desfachatez y arrebato, mal perezcáis en mi pecho con el alma destrozada por vuestros caprichos y logros. ¡Oh, buitres pendencieros! ,que disfrutáis de mi caída al abismo, serpiente que os arrastráis por mi sepultura, ni descansar me dejáis. Siempre fiel y llena de pasión no correspondida.